«Voy a tratar ahora de la existencia de lo que llamamos simulacros de las cosas;
los cuales, como películas desprendidas de la corteza exterior de los cuerpos,
vuelan por los aires de acá para allá; ellos son los que nos aterrorizan
apareciendo en nuestras mentes, en la vigilia o también en sueños».
(Lucrecio, ca. 55 a. C.)

Narración y materia. Supervivencias de la imagen cinematográfica

«En sus edificaciones, en sus imágenes y en sus historias,
la humanidad se prepara a sobrevivir, si es preciso, a la cultura.
Y lo que resulta primordial, lo hace riéndose.
Tal vez esta risa suene a algo bárbaro. Bien está».
Experiencia y pobreza (Walter Benjamin, 1933)


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De la contraportada:
«Determinadas expresiones de la era digital se han convertido en mitos vivientes, en voces situadas por encima del concepto tradicional de verdad. Llegado el momento de cuestionarlas, descubrimos que también son una fábrica de ideales y, por lo tanto, de frustración. El fin de las narraciones y de la materia han sido las muertes más celebradas por la teoría que ofreció sustento al fenómeno: la posmodernidad. Este volumen tiene como objetivo exponer estas carencias para, a continuación, analizar y rehabilitar la base narrativa y material de la sociedad digital. Y lo hará prestando especial atención a las imágenes cinematográficas. No obstante, para comprender la actual sociedad del espectáculo, primero habrá que realizar un doble viaje a los orígenes: al del cine y al de nuestra especie. Un ejercicio de trazabilidad histórica y biológica que, tras recorrer la segunda mitad del siglo veinte haciendo escala en el cine experimental y en el arte conceptual, reingresará en el presente para analizar el cine de los estudios Pixar.

El hilo conductor del evento será la noción de supervivencia estética. Un espacio donde el arte y la estética solicitan la participación de las tesis evolucionistas y, por consiguiente, de aquella rama del conocimiento a la que nunca debieron renunciar: la ciencia. El mundo de unas imágenes presuntamente descorporeizadas quedará entonces unido de manera indisoluble a la fisiología y a la cognición del ser humano. Al confirmar que llegado el siglo veintiuno la narración y la materia de las imágenes han sobrevivido, y que lo han hecho de una manera profundamente encarnada, constataremos que han evolucionado. Desde este punto de vista, estamos ante un gran fresco de la teoría cinematográfica contemporánea que pone de manifiesto el fracaso del discurso social, político y académico que proclamó el reinado de las imágenes desnarrativizadas y desmaterializadas».